Los miedos del signo de Sagitario
El arquero es el signo del zodiaco que tiene una de las relaciones intensas con el tiempo. Podemos decir que se mueve en él como lo hace un pez en el agua, y que a
fuerza de intuición y persistencia se adelanta a los días y a los hechos. Puede habitar en el futuro (puede predecirlo y moldear al destino) como quien se construye una casa.
Ahí es donde reside una de sus debilidades, pues concede poca importancia para el ahora. “Hay que sembrar y construir, pero con la mirada clavada en el mañana”, nos dice. Tiene una parte de
razón, pues se crea un porvenir, pero ese vivir en el mañana tiene (sin duda) un costo que puede ser muy alto.
¿A qué le temen los nacidos bajo el signo de Sagitario?
Los arqueros creen que todo aquellos que no pueden llevar en la maleta (y viajan ligeros de equipaje) es un estorbo. Aquello que no tiene utilidad en su viaje debe ser abandonado en aras de una travesía rápida y segura.
Algunos verán en ello una medida pragmática, pero en el fondo esto señala el mayor miedo bajo el que viven los nativos de Sagitario: el
miedo al compromiso.
La travesía de la nada no sólo implica la ligereza con la que podemos movernos. También hay que considerar el peso de lo que cargamos: la gravedad a la que nos someten las obligaciones hacia los amigos, la familia, el amor, nuestro empleo…
Todos estos pesos son
sofocantes para el arquero, que sólo ve en ellos pesos que le constriñen, que le rezagan y que hasta pueden hacer naufragar su estrecha barca.
El arquero le teme a los
afectos y sus obligaciones como a un enemigo formidable, que ha llegado para destruir su libertad y someterlo a peso de la rutina y de la inmovilidad. Por ello, los nativos de Sagitario se condenan, en no pocas ocasiones, a la soledad. Prefieren la levedad que el peso del amor.
¿Cómo puede vencer este miedo un Sagitario?
El amor sin obligaciones es un hueco en el que se puede habitar, pero acaba por ser poco más que una madriguera. Los hogares de verdad, así y sólo existan brevemente, se construyen de otra materia, de otros modos.
Sagitario es
caprichoso y sólo desea que se le ame a su manera, pero esa es una estrategia errada. Asume que el peso de esas obligaciones no le ayudará a moverse, a ir más rápido hacia su brillante futuro. Lo cierto es que debería aceptar ese peso, y ser uno con él.
Sólo bajo ese peso podemos dejar
huella en el mundo, dejar señal de que vivimos y amamos. Sólo el compromiso con nuestras relaciones vitales las harás florecer y crecer, y a nosotros con ella. Hay que comprometerse a fondo.
Miedos a los que debe enfrentarse el nativo de Sagitario
Cuando hablamos de miedos concretos, los de Sagitario están estrechamente conectados con su elemento: el fuego. Al tratarse de un regente dominante, avasallador y arrasador, sus miedos tienen mucho que ver con la falta de dinamismo, de novedad y de innovación. De esta forma, todo nativo de Sagitario actúa para alejarse de aquello que más temor le produce, que es lo siguiente:
Rutina: la repetición orquestada de los mismos hechos día a día, hace que Sagitario comience a sentir el miedo de sentirse aprisionado en una cárcel de reiteraciones. Su constante necesidad de innovar y de sorprender a la otra persona hace que este nativo le tema tanto a la rutina como a una enfermedad. Pocas son las veces que Sagitario hace una misma acción durante mucho tiempo seguido si es que no se encuentra obligado a ello. El cambio es lo que lo mueve a ser cada día mejor y más divertido, así que es por ello que levantarse para vivir el día presente como una reiteración del anterior es una de las peores cosas que le pueden pasar a una persona nacida en diciembre.
Aburrimiento: Sagitario puede llegar a vivir el aburrimiento como una verdadera tragedia. En evitarlo puede írsele la vida, ya que es lo más importante que necesita esquivar en su existencia. Este fuerte nativo es capaz de enfrentarse a toda clase de peligros y de amenazas, excepto a la que representa el tedio. Para él, pensar en que no sabrá encontrar la forma de divertirse y, mucho peor aún, de divertir a quienes lo rodean, significa un serio obstáculo que se siente llamado a superar a como dé lugar. En sus desesperados intentos por no caer en este estado, es capaz de sucumbir a conductas burdas e histriónicas.
Estancamiento: otro gran temor que asecha a los Sagitario es el de encontrarse estancado en un mismo punto durante más tiempo del conveniente. Progresar es parte de su diario vivir; no concibe transitar por la vida siendo la misma persona que era ayer. Es así que siempre está dispuesto a dar el siguiente paso y elegirá equivocarse antes que quedarse con la duda de cómo hubiera sido tomar determinada decisión, por más arriesgada y alocada que esta sea.
Falta de creatividad: para un Sagitario el hecho de ser visto como una persona falta de ideas podría llegar a significar un fuerte cimbronazo en su ego. Para evitarlo, mantendrá su cabeza siempre activa y pensando en nuevas formas de hacer las cosas. Una de las principales razones que lleva a este signo a alardear es precisamente su prolífica mente, la cual desborda de ideas de toda clase para abastecer a las neuronas más austeras que se encuentran a su alrededor.
Falta de innovación: este nativo está siempre a la vanguardia y sabe encontrar la forma de plantear novedades a su entorno. Esta compulsión por ser innovador deriva de su pánico de convertirse en alguien que se conforma con la realidad tal como le es presentada. Sagitario siente la imperante necesidad de convertir cada hecho del presente en un adelanto del futuro a través de sus toques de innovación.
Sentirse apresado: un Sagitario es un espíritu que deambula en libertad. De modo que enfrentarse al temor de que le coarten su libertad y de que no pueda darle rienda suelta a su imaginación, es algo que le produce miedo. Es precisamente debido a este temor que este nativo tarda tanto en sucumbir al compromiso emocional.